lunes, 25 de febrero de 2008

Crispación políticamente incorrecta


MANIFESTACIÓN EN LA FUNDACIÓN JAIME VERA.
Sábado, 23 de febrero de 2008

Empezábamos a manifestarnos frente al Ayuntamiento de Galapagar cuando nos enteramos del evento al que asistía la alcaldesa Carmen Toledano. Y para allá fuimos, a manifestarnos frente a su puerta simbolizando lo que supone el que interfieran en el paso a tu vivienda.

Bajo una pancarta que servía de arco de entrada al recinto, parábamos a los coches que acudían al acto para informarles de nuestra situación, esperando mayor comprensión que la demostrada por el equipo de gobierno.

Muchas de las personas afines al PSOE allí reunidas se lo tomaron muy mal. Lejos de comprender nuestro problema o reconocer nuestro derecho a manifestarnos allí donde se nos puede ver más y mejor, nos increparon.

El encargado de la barbacoa, persona vinculada al ayuntamiento y conocedor de nuestro problema nos llamó "fascistas" (sin pensar que entre nosotros había bastantes votantes del PSOE).

Carmen Toledano salió del recinto, más no para reconsiderar su postura y ofrecernos una solución, sino para atender y acompañar a sus invitados escoltada por sus allegados quienes "disimuladamente", a empujones creaban un "cordón de seguridad" para franquearles la entrada.

Tan amenazadoras les debimos resultar las 35 personas (11 de ellas niños) que estábamos allí, que solicitaron la presencia de 3 dotaciones de la Policía Local y una pareja de la Guardia Civil, además del personal de seguridad del Centro quien no tuvo que hacer ningún esfuerzo para impedirnos la entrada.

Por si acaso, también nos fotografiaron, como se hacía en las manifestaciones de los años 70, digo yo que para tenernos "fichados".

Se permitieron gritarnos que nadie nos impide el acceso a nuestras casas, olvidando que lo hace una sentencia firme y una denuncia puesta por los representantes de la urbanización Molino de La Navata que busca amedrentarnos con las multas pertinentes por no plegarnos a su "peaje".

Pero lo más triste de todo fue ver y escuchar las burlas e imprecaciones que los niños asistentes al acto,
protegidos por la valla del recinto, hacían a mi hijo de 7 años. ¿Sus padres no les han enseñado lo que es manifestarse en favor de sus derechos?, ¿no les han dicho que una democracia es el derecho a defender que el otro exprese sus opiniones, aunque ellos no las compartan? ¿tratan así también a los huelguistas de RENFE, de la EMT, de la limpieza del Metro?

No hubo violencia, solo consignas, ruegos y pancartas por encima de una valla y, es cierto, alguna ajustada maniobra de los invitados para pasar con su coche bajo nuestra pancarta. La fuerte presencia policial (1 agente por cada 2 adultos y 1 niño) aseguró lo que no hacía falta: el tranquilo acceso al recinto.

Al final ellos disfrutaron de su barbacoa y
nosotros lejos de poner en evidencia nuestro desamparo, me temo, alimentamos aún más su crispación política pre-electoral con nuestra reclamación. Quizá les fastidiamos un poco el aperitivo, pero es que, a algunos, parece que la democracia se les atraganta.